Colombia da pasos decididos hacia la construcción de la paz. Cuando los acuerdos entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC se hayan firmado nada estará concluido. Se abre entonces un complejo periodo de alta conflictividad y de disputa de los espacios políticos y sociales. En el que se denomina como posconflicto la voz de la población civil, de las víctimas de la guerra, debe tener el papel protagónico que nunca ha tenido.
La guerra no es un relámpago es un libro construido con la voz de las víctimas y de los actores del conflicto. Hablan las víctimas, hablan las FARC, habla el ELN, hablan los militares… La guerra no es un relámpago es un relato coral en el que la realidad del conflicto colombiano nos demuestra que nada es fácil pero que todo es posible.
El libro se concentra en una de las zonas más olvidadas e interesantes del país, el Medio Atrato, en el selvático departamento del Chocó. Allí, en el municipio de Bojayá, se produjo una masacre que conmovió al país en mayo de 2002 y, desde entonces, lo ocurrido en esta zona del Chocó es lo que los expertos denominan como “intervención con daño”. Allí, en Bojayá, se vivió el 6 de diciembre de 2015 el singular acto de reconocimiento temprano de responsabilidad por parte de las FARC. De Bojayá se puede aprender qué no hacer y qué falta por hacer para que el posconflicto en Colombia sea una vereda transitable hacia la vida.
La guerra no es un relámpago aborda las complejidades de las relaciones de la Colombia rural con la urbana, el factor racial que excluye a millones de colombianos, la guerra y sus relaciones perversas con la economía y la política, la colonialidad del poder en tierras de expolio, los elementos subjetivos de los actores armados, y el giro político que ahora nos permite hablar de temas como la reconciliación, el perdón o la paz.