Un libro es la posibilidad cierta de inciertos encuentros. Las palabras salen de las páginas y se encuentran con gentes (des) conocidas en recitales, certámenes, encuentros…
Diario de Cesiones vio la luz en julio de 2017 y ya ha recorrido algunos territorios. La presentación fue ritual, en la casa fraterna del autor: La Vorágine, esa librería-hogar ubicada en la céntrica periferia de la periférica Santander. Allá, cerca de cincuenta personas compartieron textos e inquietudes… Bueno, y se tomaron unos vinos y celebraron con abrazos el encuentro. Fue el 21 de julio.
La siguiente parada de este pequeño tour veraniego fue en Moguer (Huelva), en la ineludible cita de Voces del Extremo que en su 18 versión, además, se conectó con la Pachamama gracias al enredo con poetas del otro lado del Atlántico. Diario de Cesiones tuvo su espacio el jueves 27 de julio.
Regreso a Cantabria para una presentación entrañable en la Librería DLibros, la cueva-milagro-a-pie-de-calle de Adolfo Cayón. Palabras calientes un 4 de agosto, en uno de los pocos días calurosos de este verano de agua en este norte que, a veces, queda tan al sur.
Y un salto a Soria, a su rareza poética denominada Expoesía, que en su décimo año confirmó que aún hay lugares donde se apuesta por lo imposible. El 10 de agosto comenzó la presentación de Diario de Cesiones casi sin público y terminó con un público conectado y conectable. Un lujo.
Seguirán las presentaciones porque son el lugar para que lo escrito cobre sentido. De momento, agendadas Bilbao y Barcelona. Os iré contando.