Paco Gómez Nadal publica su séptimo título individual: Diario de Cesiones. Textos en prosa poética fruto de la agitación con intención de agitar. Lo edita Amargord.
Son tiempos de resistencias plagadas de cesiones. Lo imposible, ceder al tiempo que se siembra el cambio, es posible y de esto trata Diario de Cesiones, el séptimo libro individual de Paco Gómez Nadal. No es un poemario, tampoco es un libro al uso. Es, eso sí, prosa poética escrita en los pliegues de la realidad y desde el dolor esperanzado de la resistencia.
El libro, editado por Amargord, será presentado en La Vorágine (Santander) el 21 de julio de 2017 y en DLibros (Torrelavega) el 4 de agosto. En medio, después, entretanto, el autor participará en otros eventos, en otros (re) encuentros, para compartir palabra y anhelos.
Diario de Cesiones está dividido en tres partes. Una brevísima parte 0 (Delación) que ubica al autor en su mundo o en el mundo. La primera parte (Notas de alguien) acumula las ‘esquirlas’ que han espoleado a Paco Gómez Nadal en los últimos dos años. Textos breves, directos, hirientes a veces, que surgen del caminar de este periodista y activista por las veredas de lo imposible. «No quiero ser un alemán silente de 1934, no quiero ser un israelí indolente de 2016, no quiero ser un funcionario europeo, ni un oficinista de la migración gringa, no quiero ser cómplice pero tampoco quiero estar callado, esperando que todo alrededor sea llama y odio, semilla ya podrida del futuro que no está por venir». La segunda parte (Notas de nadie) es la de las utopías, la de la siembra rebelde en tierra quemada, una carta magna de Los Nadie.
El prólogo del libro lo ha escrito la poeta cántabra Patricia Fernández. «Paco Gómez Nadal escribe desde la tierra al cosmos que nos habita, desde la resistencia y el abrir de puertas donde antes un muro con propaganda barata cegaba al animal. Escribe ‘dedicando el tiempo productivo a lo imposible’ derrotando así la palabra productividad hasta que es un pájaro. Golpeando los barrotes invisibles para descubrir el hueco entre ellos y liberarnos en caída hasta despertar y vernos. Somos magníficos, en nuestros miedos y miserias y confusiones. Somos magníficos detrás del carnaval creado para formar soldados que no sólo luchen en trincheras sino en oposiciones o ludotecas».